Lorem

La Chispa: el sueño de habitar el espacio público

Romina Aquino

@yuminaquino

16/11/2021

El sábado 6 de noviembre se celebró el aniversario número siete de la cuadra cultural La Chispa, y durante ese tiempo, después de dos años pandémicos, la felicidad dejó de ser clandestina.

Como muchos espacios culturales, la Chispa, con Milena Coral y Sebastián Coronel al frente, fue uno de los centros más afectados por la llegada del Covid-19. Meses y meses aquella cuadra (Estrella entre Colón y Montevideo) que alberga tanta vida, estaba vacía. Quedaban solo los vestigios de los encuentros artísticos, de los grandes festivales, de los bailes en el asfalto.

Sin embargo, como todo espacio autogestivo, sucumbir ante el abandono del Estado no era opción, había que hacerlo de la manera en la que vinieron sosteniéndolo desde hace siete años: resistiendo. Aún con todo en contra, la Chispa volvió a abrir sus puertas, reafirmándose en su posicionamiento político de que...

...la calle es de todxs.

Durante todos estos años la cuadra se volvió el punto de encuentro de muchos grupos, comunidades y movimientos que no encontraban un espacio seguro para ser libres. Y lo lindo de eso es que hicieron suya la Chispa, se apropiaron de ella, porque como bien dice Pachin Centurión, uno de los creadores del espacio, “la Chispa es de todes quienes hacen parte”.

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Y así es como un pequeño saloncito, que empezó a ocupar media calzada de la calle, se fue expandiendo más y más, hasta habitar toda esa cuadra con graffitis, ferias, conciertos, performances, movilizaciones, talleres, y un largo etcétera. Para muchas generaciones de artistas, la Chispa ha sido su primer escenario. Bandas que hoy tocan en los grandes festivales y conciertos comerciales, han iniciado ahí en la calle.

Muchos jóvenes se han topado por primera vez con la contracultura en ese espacio, se han visto reflejados en expresiones que no tienen lugar en otros sitios, quizás se han enamorado y han forjado su identidad por medio de experimentar el arte desde otro lugar, por fuera de las élites. La Chispa logró sacar al arte de los museos y teatros, volverlo...

...más accesible, menos solemne, más cotidiano, más tangible.

No es poca cosa que un espacio autogestionado, alternativo y disidente cumpla siete años intentando recuperar el espacio público en favor de las personas. En una Asunción cada vez más hostil, en donde no hay calles peatonales, en donde cada vez más son las personas que se van, expulsadas por los altos alquileres y la inseguridad, por los grandes terratenientes y la falta de oportunidades, en donde las plazas están enrejadas y poco iluminadas, que la Chispa exista y resista es un gran motivo de celebración, porque demuestra otra forma de pensar y relacionarse con la ciudad.

Una forma pensada desde el cuidado y la responsabilidad colectiva, en la que cada persona que asiste asume una participación activa, ya sea ayudando a juntar botellas, limpiando la calle o incluso advirtiendo sobre una situación de violencia; construyendo así una cultura comunitaria, que trasciende el espacio físico.

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Los siete años de la Chispa lo celebramos con una fiesta ocupando toda la calle Estrella desde Colón hasta Montevideo, empezando con una feria con más de 30 emprendimientos y finalizando con un gran escenario que albergó a más de 50 artistas solistas y de bandas nacionales.

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Se trató del primer gran festival no comercial post pandemia. Un reencuentro con el arte callejero, con los amigues que no salían hace más de un año de sus casas, con la música que se gestó durante la pandemia y que hoy es un retrato contemporáneo de nuestros sentires. Ese día volvimos a mirarnos a los ojos, a reconocernos y a confiar en el otrx, porque si hay algo que aprendimos en esa cuadra, es que...

...el sueño de una ciudad mejor es posible, si nos involucramos todxs.

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Agradecemos la gentileza de las fotografías de Milena Coral.